miércoles, 30 de marzo de 2011

Los niños con tartamudez empeoran con el "bullying"

   Maltrato
Los niños con tartamudez empeoran con el "bullying"
'Bullying' es una palabra inglesa que significa intimidación, y desde hace varios años se la utiliza para designar al conjunto de acoso, persecución y agresiones que sufren muchos chicos en las escuelas y colegios. El bullying se refiere a todas las formas de actitudes agresivas, intencionadas y repetidas, que ocurren sin motivación evidente, adoptadas por uno o más estudiantes contra otro u otros.
 
 
Una reciente investigación publicada por especialistas de las Universidades de Western Illinois, Purdue y Pittsburgh asegura que los eventos de bullying contra niños con tartamudez impactan más en la sensación de ansiedad que la propia condición. Willian Murphy, uno de los responsables de estudio, asegura que " aún los niños que trabajan con sus emociones en terapia pueden continuar sintiendo los efectos negativos de las provocaciones escolares en la edad adulta. La habilidad verbal comprometida mismo siendo adultos puede tener raíces en situaciones embarazosas creadas por la tartamudez infantil y amplificadas por el bullyin".
Para los investigadores es fundamental que los educadores y terapeutas no minimicen el asunto, ya que ignorando a sus agresores los niños sólo logran acumular mayor frustración y ansiedad.
El primer consejo a tener en cuenta es conversar claramente con los niños sobre el acoso escolar y enseñarles a lidiar y defenderse de las situaciones de violencia verbal. Entre las estrategias para lidiar con el bullying se encuentra formar un grupo de amigos que puedan auxiliar al niño o sentar al niño cerca de los maestros para evitar los ataques en el aula.
La tartamudez es la alteración de la fluidez y la organización temporal normales del habla. Alrededor de esta condición giran muchos mitos sobre la persona tartamuda, como la falta de inteligencia o que el tartamudeo es producto del estrés y los nervios. Lo cierto es que no se trata de un problema menor, y si los padres y los maestros no atienden las silenciosas demandas de los niños para evitar rechazo social, frustración, depresión y, en casos extremos, hasta el suicidio.

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