domingo, 25 de septiembre de 2011

El arte de cuidar.

El arte de cuidar.
 
La enfermería es una tarea imprescindible, que requiere una gran dedicación física y espiritual. Sin embargo, esta labor no tiene el reconocimiento que se merece. Cinco casos bien diferentes, unidos por la vocación de velar por los demás.
 
 
 
Ellas van, recorriendo pasillos, con los guantes puestos y la medicación justa; van, de cama en cama y de sala en sala, midiendo temperaturas y signos vitales; unos pacientes sufren por dolor; otros, por soledad. Todos las necesitan, las llaman, les agradecen o les gritan; se quejan, lloran, comen o duermen; ellas, a un costado, acompañan.
 
Ellas van, para que los enfermos puedan vivir o morir mejor. Ellas van, corriendo, tras el sonido del timbre. Al llegar, pueden encontrar una queja o la muerte: todo puede pasar en el día a día de la enfermera.
 
Una frase se repite en cada uno de los profesionales entrevistados: el médico cura, la enfermera cuida. Son imprescindibles porque "sin ellas no existiría el hospital", admitió un médico de larga carrera.
 
Sin embargo, su noble labor no es reconocida socialmente ni con un sueldo que compense la dedicación física y espiritual que demanda. Todo deriva en una cifra que alarma: en la Argentina hay diez médicos por cada enfermero con título universitario. En la ciudad de Buenos Aires el número trepa a 19 médicos por cada enfermero.
 
La preocupante estadística, que se mantiene desde 2010, surge de un trabajo realizado por los investigadores del Centro de Implementación de Políticas Públicas (Cippec) Daniel Maceira y Cintia Cejas (gracias a un subsidio de la Organización Mundial de la Salud, el único otorgado a un equipo de América latina), que analizó nuestro sistema sanitario. El mismo estudio rescata que en países como Canadá o España, la relación es inversa: hay más de cinco y tres enfermeros por cada médico, respectivamente.
 
El resultado es un desequilibrio que se traduce en más trabajo, más pacientes repartidos sobre menos hombros por el mismo sueldo. "Siempre faltan enfermeros", concuerdan los expertos, y aseguran que es necesario incrementar la cantidad y revertir la tendencia vigente de un exceso de médicos por sobre las restantes profesiones de la salud.
 
LNR las escucha a ellas, casi siempre ensombrecidas por la figura del médico. A su vez, se incluye el testimonio de un hombre, joven estudiante de Enfermería, que da sus primeros pasos en una carrera históricamente femenina. Historias de vidas muy distintas, que se acercan a la misma meta: todos son profesionales en el arte de cuidar.
 
Josefina Werner
Un Angel para los chicos
A las 5.15 suena el despertador de Josefina Werner. En menos de dos horas deberá atravesar el contaminado centro de la ciudad de Buenos Aires para llegar al ambiente más aséptico del Hospital Garrahan: la Unidad de Trasplante de Médula Osea. Allí, las ventanas están selladas y el aire se purifica a través de filtros; hay un sistema de lavado de manos antes de ingresar y otro de doble puerta previo a pisar la sala esterilizada. Son siete las camas y tres las enfermeras por turno que atienden a los pacientes de hasta 18 años que ven en esta operación de altísimo riesgo la única opción de ganarle la pulseada a la muerte que amenaza desde distintas enfermedades, en la mayoría de los casos, cáncer.
 
Son pequeños a los que les espera una lucha gigante. Sufrirán un dolor agudo y persistente, ya que se los induce a un estado de cero defensas antes del trasplante y, también, vivirán algo desconocido: la aislación total. Serán días, semanas y meses de estar lejos de sus familias -sólo un pariente puede acompañarlos e ingresar a intervalos fijos-, de sus amigos de colegio, de todo el mundo exterior que simboliza un peligro para ellos.
 
Pero ahí, durante el mes o los seis meses que dure el tratamiento, estará ella. Josefina es muy delgada, ágil y sonriente; su pelo rubio y largo más sus ojos de un celeste transparente le infunden un aura angelical. Hoy no viste el uniforme reglamentario, sino una camisa blanca con flores cosidas y unos jeans. Mientras juega con la lengüeta de su sandalia, recostada en el sillón del living de su casa en La Horqueta, reflexiona: "A veces pienso en lo poco que se entiende nuestro trabajo. No es sólo preparar las pastillitas o dar una inyección. Son tantas cosas las que uno necesita al estar internado. Necesidades básicas de dolor, de higiene, de respirar, de miedo. El estado de enfermedad es muy real, muy honesto, muy profundo. No hay mucha careta cuando estás así".
 
Su trabajo en la Unidad de Trasplante es quizás uno de los más exigentes para una enfermera, porque no puede distraerse ni un segundo; hay hemorragias constantes y el paciente sin capas, como se lo llama por no tener defensas, en cierto momento del tratamiento necesita asistencia para todo: comer, tragar, ir al baño, hasta para respirar. Se los tiene como en una caja de cristal.
 
"Ahora tenemos a una chiquita que hace más de 130 días está encerrada -detalla Josefina, que tiene 30 años, pero aparenta muchos menos-. Soy la única conexión con el exterior. Trato de salir a correr y hacer actividades para llevar aire fresco al volver."
 
Al hablar mueve en círculos sus manos blancas y desnudas de anillos y pulseras. "Los chicos son muy dóciles si lográs que confíen en vos; son chiquitos, pero de alguna forma fueron obligados a crecer rápido por la enfermedad. Hay que hablarles con honestidad -destaca Werner, que hace más de cuatro años trabaja en la Unidad de Trasplante-. Los menores de 8 años no sufren tanto el aislamiento. Sí sufren no poder correr y jugar. Están todo el día durmiendo porque se sienten mal, muy mal. No pueden tragar, el tracto gastrointestinal se altera completamente con la quimioterapia y las bocas quedan llagadas, inflamadas."
 
Josefina ya era licenciada en Enfermería cuando su madre enfermó de cáncer de pleura. Durante todo un año ella fue quien le aplicó la morfina y la cuidó cada día al volver del hospital hasta el día de su muerte. "Trabajaba en el turno noche del Garrahan y después volvía a casa para atender a mamá. Estaba todo el día despierta. Le hice un tratamiento en casa. Quería estar cerca. Fue el privilegio más grande", dice con la voz quebrada y una sonrisa valiente, empañada por sus lágrimas.
 
"Siempre fui de querer cuidar; eso lo heredé de mi mamá. Esta carrera está cortada a mi medida. Me siento plena en esta profesión. Me encanta ir a trabajar. Vivo muerta, cansada, pero al mismo tiempo me encanta el trabajo", asegura la enfermera, recibida en la Universidad Austral, de delicados rasgos, que en pocas horas volverá a sus pacientes, pequeños y frágiles.
 
Eduardo Dueñas
Bendito tú eres
"Hice más en un año de enfermerIa que en tres de medicina"
 
Al principio se lo contó como un chiste; quería ver su reacción. No iba a ser tan fácil que su padre aceptara el cambio de carrera: de Medicina a Enfermería. Eduardo Dueñas tiene 26 años y tuvo que soportar varios chistes y romper varios prejuicios hasta llegar a su vocación, la Enfermería. Primero, el de ser hombre en una carrera unida en el imaginario colectivo a la figura femenina; segundo, el de una profesión que no encuentra el reconocimiento que merece ni social ni monetariamente.
 
"No importa lo que digan los demás. Encontré una profesión con muchísimo valor, que está a la par de Medicina, Ingeniería y Abogacía. Y yo sé que se requiere de una persona muy fuerte y empática para estar genuinamente con personas enfermas que no son familiares. Al final del día todos son familiares", destaca Dueñas, mientras su novia de 21 años, Ayelén Corradi, también estudiante de Enfermería, lo mira con admiración.
 
Hoy, tanto su madre, abogada, como su padre, economista, observan su esfuerzo y comprenden un poco más el mundo de la enfermería a través del sacrificio y la entrega de su hijo.
 
"La gente cree que no requiere conocimientos y pensaban que para mí sería un trámite. La verdad es que Enfermería requiere de mucho estudio, porque no sirve de nada hacer los procedimientos si no sabés por qué o cuáles son las consecuencias de los mismos", expone Eduardo, desde su departamento del barrio de Caballito.
 
Vos estás para otra cosa. Para algo más. Sos más inteligente, le decían a Ayelén cuando se anotó en Enfermería, luego de abandonar Medicina. Ella estaba en el Ciclo Básico Común (CBC) cuando se pasó a Enfermería; en cambio, Eduardo ya había cursado tres años para convertirse en médico en la Universidad Favaloro.
 
"Noté un gran cambio cuando empecé a estudiar Enfermería; más que nada en la gente. Acá todos tienen historias, en Medicina no es así. Aprendí a manejarme con las personas. Hice más en este año de enfermería que en los tres de medicina", compara Eduardo, que cursa el segundo año de la carrera, donde además de estudiar la teoría, a los pocos días de comenzar, estaba cuidando a pacientes del Hospital Británico.
 
Sus miradas se encontraron en el segundo día de clases y al poco tiempo ya estaban de novios. Vistos de cerca, parecen hermanos. Tanto la manera de hablar como los gestos y el tono de voz compasivo que adoptan cuando nombran algún paciente son similares, casi idénticos. "Somos iguales. Al toque hubo esa conexión. Somos artistas: él es músico y yo, pinto", define Ayelén.
 
"Bañar a alguien es algo muy poderoso", describe el estudiante de Enfermería que guarda en su memoria bien fresco el recuerdo del primer baño que tuvo que dar. Era una mujer inmóvil de unos 89 años, que se disculpaba constantemente por necesitar esos cuidados. "Estaba lúcida. Le lavé los ojos muy despacio. Era la primera paciente y estaba nervioso. Al otro día cuando pasé por su cama ya no estaba, se había muerto", se lamenta Eduardo, y agrega que lo más difícil de su profesión es no involucrarse tanto.
 
"Yo había atendido a un paciente por un tiempo. Después se lo pasaron a él y se le murió -cuenta Ayelén y se queda pensativa. Se detiene en eso de decir se le murió-. Es como que es propio, ¿no? Y eso no está bien."
 
Desde un cómodo sofá, Eduardo analiza por qué no hay más jóvenes estudiando Enfermería: "No les gusta la idea de recoger materia fecal, orina y bañar a un paciente. Se creen que es sólo eso. No es así. Además, no está bien pago ni bien visto socialmente."
 
Doreen Florence Dover
Un símbolo de la profesión
"Hasta los azulejos temblaban cuando pasaba", recuerda una de las enfermeras que trabajó bajo la mirada siempre alerta de Doreen Florence Dover, la directora de Enfermería del Hospital Británico durante 29 años. Y Doreen pasaba todos los días. "Me tenían, debo admitirlo, mucho respeto. Nunca llegué cinco minutos tarde al trabajo", dice Doreen, que fue condecorada en 1994 por la corona británica por sus años de ejercicio profesional en beneficio de la comunidad.
 
Su recorrido por las 235 camas del hospital duraba alrededor de cuatro horas, porque se detenía en cada paciente para hacerle la misma pregunta: ¿Cómo se siente hoy? "Hablaba con cada uno de ellos para escuchar sus historias y también sus quejas", comenta la enfermera jubilada, en su elegante departamento en Olivos. Luce una camisa de seda escocesa con los puños y el cuello blancos y una pollera azul que le llega hasta sus finos tobillos. Aún hoy, cerca de cumplir 80 y retirada de sus funciones desde hace una década, sigue ayudando a la comunidad a partir de diferentes actividades, como la venta de galletas, de ropa y muebles para recaudar dinero.
 
Su padre, un químico destacado, partió de Inglaterra y se instaló en Santa Elena, Entre Ríos, contratado por el frigorífico Establecimientos Argentinos de Bovril. Allí, en una elegante casa, donde se respiraba el aire de una campiña británica, pasó una infancia feliz junto a su hermana gemela Margaret.
 
La decisión de convertirse en enfermera llegó de repente. Hoy no recuerda la razón exacta. En aquel entonces, 1950, no era tan extraño que una señorita de clase media alta demostrara semejante inclinación. "Había chicas del sur, hijas de galeses. Eramos todas de habla inglesa. Con el paso del tiempo, esa exigencia se fue perdiendo porque no venían enfermeras a postularse", se lamenta Doreen que inició sus estudios en la escuela de enfermería del Hospital Británico, una de las más antiguas del país y que sigue los lineamientos de la mítica Florence Nightingale.
 
"Mañana estás en casa", le dijo su madre en tono desafiante cuando vio el cuarto en donde la adolescente Doreen iba a dormir en sus próximos años de estudio. "Pero no fue así para nada", dice, y busca su objeto más preciado: una impoluta cofia blanca de organza, que despide olor a naftalina, pero que despierta en su memoria el consejo que le dieron al mismo tiempo que esa simbólica cofia. Nunca cierres la puerta de tu despacho, así siempre irán a confiarte sus problemas, le recomendó su precursora. "Y así fue -destaca-, la puerta de mi despacho siempre estuvo abierta para quien quisiera cruzarla."
 
En su época como directora lo conoció al príncipe Carlos. "Vino de visita al hospital y tomó el té con diez enfermeras de habla inglesa. Después, lo lleve a la sala a hablar con un paciente", recuerda.
 
Para esta mujer de 79 años, considerada en el Hospital Británico como todo un símbolo de la profesión, lo imprescindible en una persona que está por convertirse en enfermera es la honestidad. "Es lo más importante, porque una está manejando medicamentos. Si uno dice que dio una inyección y no la dio... También tiene que ser confidente. A veces escuchaba a las chicas hablar en colectivos de los pacientes y no se debe hacer eso. No son temas para hablar en un té", aconseja Doreen, a quien le cuesta aceptar los cambios que se van dando con el paso del tiempo dentro del hospital, como la simplificación del uniforme de la enfermera. "Ahora, la matron (la directora de enfermeras) no usa cofia. Es administrativa. Una lástima. Me acuerdo de los médicos ingleses que venían y me decían nunca cambien el uniforme. A mí me parecía muy digno", defiende Doreen, con la vista fija en la foto que la retrata uniformada en azul marino y blanco en sus años de líder.
 
Casi medio siglo, 48 años, vivió entre las paredes del Hospital Británico, en la Casa de las Enfermeras junto con sus colegas. Recién la abandonó cuando se casó, al cumplir 40. Su marido, que falleció hace pocos años, le había sugerido que dejara de trabajar, pero ella permaneció en su puesto hasta los 68. "Es tan lindo ayudar al prójimo. Siempre lo digo, porque la gente a veces se puede olvidar."
 
Nora Saldivia y Gladys Del Valle
Amigas en emergencias
"Sentimos la sirena"
 
Sentadas frente a frente en una atestada pizzería de Vicente López de acústica agresiva, Nora Saldivia y Gladys del Valle no necesitan elevar la voz para entenderse. Luego de casi veinte años de trabajar codo a codo en el Hospital Municipal Houssay, dentro de las paredes blancas de la guardia de emergencias donde la vida o la muerte se decide en segundos, aprendieron que a veces las palabras sobran y los gestos salvan.
 
"Era mirarnos y saber", asegura Gladys, de 48 años, con voz suave y ronca, mientras exhala el humo de su cigarrillo. La mamá de Gladys no llegó a terminar el tercer grado y trabajaba de mucama; ella también lo hizo durante un tiempo en un psiquiátrico, pero ahí se dio cuenta de que quería más de la vida; quería perseguir el sueño y ponerse el uniforme que imaginaba cuando era chica: el de enfermera. "A los 8 años ya lo sabía. En mi colegio era la encargada del botiquín, con el brazalete que tenía dibujado la cruz roja", recuerda.
 
Su amiga o su hermana mayor, como la llama Gladys, es Nora, de 54 años. Nora también comenzó trabajando como mucama en un hospital; limpiar tubos, fregar los pisos y hacer las camas era su rutina hasta que levantó la mirada y empezó a observar a las mujeres de uniforme que cuidaban a los enfermos y quiso ser como ellas.
 
En la escuela de la Cruz Roja les enseñaron el ejercicio de la enfermería; en la guardia del hospital Vicente López lo aprendieron.
 
"Te llega todo en crudo, tal cual lo levantan de la calle, del agua, debajo de un auto, quemado, caído de altura o de un accidente de moto sin casco. Llegan las peleas entre barras que a veces la siguen en el hospital o también entre personas alcoholizadas que de tanto tomar no se reconocen entre sí", enumera Nora.
 
Fue allí que comenzaron a sentir la sirena. "La adrenalina de la guardia es lo que hace que después de todo un día termines hecha bolsa y al siguiente vuelvas con energía", explica Nora. "Lo que te da la emergencia no te lo da nada ni nadie", la interrumpe Gladys.
 
Llevan el pelo rubio, al borde del platinado, y se tratan con una familiaridad de las que se adquiere con los años. Poseen un humor que no nace sólo de la confianza; tiene que ver con su manera de lidiar con la enfermedad y la muerte. "Tenemos un sentido del humor muy especial, muy negro; es por estar tanto tiempo codeándote con la muerte, se da como un bloqueo. Es entre nosotras; no nos reímos de un tercero", aclara Gladys.
 
Las anécdotas y los casos que suman en sus 18 años de trabajo en conjunto son muchos. La chica que se colgó porque la mamá le decía gorda; la mujer que se tiró debajo del tren porque su marido la engañaba y perdió un brazo y una pierna en las vías; el paciente que se paseaba desnudo por el buffet. Están las curiosas, hasta cómicas, y las que ensombrecen su cara de golpe y por largo rato, como cuando tuvieron que atender a un compañero suyo que llegó a la guardia junto a la persona que le había disparado. "Por ejemplo, ante un chico que llega quemado tengo que bloquearme. No puedo pensar que es una criatura. En ese momento, no puedo pensar. Lo dejo para después", insiste Gladys.
 
"Somos la segunda promoción de enfermeras legistas de la Argentina", informa Gladys, y explica que esta especialización les permite actuar como peritos en los juicios en que se debe dilucidar si el enfermero procedió dentro de los límites legales del ejercicio de su profesión.
 
"No ejercemos, pero nos permite aconsejar a compañeros. Muchos pierden sus matrículas por hacer más de lo que pueden. Hay un enfermero del Pirovano que perdió la matrícula y su casa. Llegó un paciente con un paro cardíaco en la madrugada. El médico estaba durmiendo, como siempre. El que te dice que el médico no duerme a la noche te miente. Entonces, él lo intubó, cosa que nosotras sabemos pero no debemos hacer, y se murió. Hubiera fallecido de cualquier manera, pero la familia le inició juicio. Se corta el hilo por lo más fino", se explaya Gladys.
 
Otro de los fantasmas que acechan la legalidad de la vida hospitalaria es la adicción a los fármacos de los trabajadores de la salud. "Y sí, existe" -confirma Nora-. Ni se te ocurra preguntar porque lo van a negar. Algunos se arrodillan para pedirte por favor un diazepam, lo necesito."
 
Según Gladys, que asiente ante cada palabra de su compañera: "Te das cuenta por las actitudes; te roban medicación. Un día te falta una morfina; al otro día te vuelve a faltar. De repente, cuando se ausenta un enfermero no te falta nada. Ahí sabés que es él", resuelve Gladys, que en una oportunidad tuvo que hablar con las autoridades porque las miraban a ellas como sospechosas. En esa oportunidad también fueron juntas a enfrentar el problema.
 
Hace más de un año, Gladys se despidió de la guardia y de su compañera. Ahora trabaja en el Sanatorio Anchorena. "Extraño sentir la sirena", le dice a Nora, que la mira y la entiende al instante.
 
Candelaria Lanusse
Entrega sin fronteras
El primer día se sintió una hormiga blanca. Era el año 2004 y acababa de aterrizar en Calcuta donde, respondiendo a una corazonada, se ofreció como voluntaria. Se encontró en una ciudad enloquecida, un enjambre de gente que la miraba y la señalaba. Agobiada por el calor y la pérdida de su equipaje en el vuelo, a Candelaria Lanusse la recorrió un escalofrío que no llegó a convertirse en pánico y que en sólo tres meses se transformó en la certeza de una nueva vida.
 
"Se convierte en un vicio hacer algo en lo que te sentís útil; algo que valga la pena", dice la enfermera, de 33 años, recibida en la Universidad Austral, que acaba de regresar de Níger, uno de los países más pobres del mundo, donde atendió una emergencia de malaria como parte de un proyecto de Médicos Sin Fronteras (MSF), donde trabaja desde 2006.
 
Desde chica, la impresionaba la sangre. El test vocacional la situó en Abogacía, aunque ella estudió durante tres años Psicopedagogía. No era nada fácil prever que llegaría a ser una apasionada enfermera sin fronteras. De una epidemia de cólera en Zimbabwe a otra en Zambia, de una crisis nutricional en República Centroafricana u otra en Yemen, de un brote de meningitis en Níger a uno de malaria. La malnutrición infantil es la problemática que más la atrae.
 
"Son proyectos duros y, a la vez, increíbles. Se dan, por ejemplo, si el año anterior hubo una cosecha muy mala por la sequía, y se le suma el lapso que en muchos países africanos se llama período de hambre. En ese momento es aún más difícil conseguir comida. Pasó cuando fuimos a Etiopía. Fue poner un pie ahí y no dudarlo: nos quedamos", resume.
 
Al llegar, lo principal es medir la malnutrición en los chicos, que puede ser de dos tipos: el marásmico, que es el flaquito de piel y huesos, y el que en vez de perder peso desarrolla edemas y se hincha como un globo. "En este caso, empieza en los pies y va subiendo. Si no los tratás bien, es una bombita de tiempo. Los ves y parecen gorditos, pero es pura agua", describe.
 
El día que se levantó el primer centro de salud se internaron 180 pacientes, todos malnutridos severos con complicaciones, a quienes se les daba leche cada tres horas y, luego, cuando evolucionaban, pasta de maní. "Era muy raro, porque estábamos atendiendo a chicos malnutridos rodeados de cultivos que crecían verdes y altos. Es una zona muy fértil, pero eso sólo se cosechaba al año siguiente", advierte.
 
Su primer desafío dentro de MSF llegó con el primer destino en una zona caliente: República Centroafricana. El conflicto bélico en el norte entre grupos rebeldes y oficiales dificultaba el acceso a los centros de salud para la población. "El objetivo era darle acceso a la salud a las víctimas del conflicto y a los que no tenían nada que ver; atendíamos a todos sin importar de qué bando eran. Pusimos clínicas móviles para las personas que estaban alejadas", destaca Lanusse, mientras se acomoda en la silla de un bar de San Isidro, donde creció y sigue volviendo para visitar a su familia.
 
Levantar una tienda gigante y blanca donde antes había polvo o selva a modo de centro de atención de cólera, improvisar una clínica con carpas y lonas de plástico para controlar la malaria, palpar las crisis, epidemias, emergencias, los brotes, hacerle frente a la subnutrición, al desastre en los rincones olvidados del mundo. Esa es la tarea del enfermero expatriado. "Nuestro rol es importante, pero no existe sin el del enfermero nacional. El expatriado tiene experiencia y capacidad de gestión, pero nosotros seremos cinco que llegan y ellos cientos. Ellos hacen el trabajo duro", elogia Lanusse, que trabajó en la Unidad de Emergencia, el grupo de personas que está todo el tiempo a la espera de una llamada para salir disparados, cuando sea necesario, hacia remotos destinos.
 
La humildad es palpable en cada una de sus palabras. Una cualidad aprendida quizás en su larga estadía junto a las Misioneras de la Caridad en Calcuta, donde comenzó fregando pisos hasta que la monja que estaba a cargo la fue conociendo más y le encomendó tareas más específicas, propias de una enfermera.
 
"Mucha gente me pregunta por qué no lo hago acá, en la Argentina. A mí me gusta el tipo de trabajo de emergencia que se hace en MSF y, como me encanta viajar, siento que combino ambas cosas. Para irme al interior tengo toda la vida; para hacer esto, no."

Ecolocalización: un entrenamiento novedoso para personas ciegas

Vida independiente
Ecolocalización: un entrenamiento novedoso para personas ciegas 
Delfines y murciélagos utilizan un método de percepción sensorial llamado ecolocalización, que los ayuda a reconocer al detalle el espacio circundante. En los últimos años, los avances y descubrimientos en ecolocalización humana han permitido entrenar a personas ciegas para que puedan interpretar las ondas sonoras reflejadas por objetos cercanos y alcanzar un detallado mapeo de cada lugar donde se desplazan. Los sorprendentes estudios llevados a cabo revelan que a través de esta técnica, las personas con discapacidad visual podrían llegar a "ver" a través del sonido.
 
 
Distintas especies animales como los cetáceos, los murciélagos y algunos insectos como la polilla pudieron desarrollar a lo largo de su evolución un sofisticado sistema sensorial o sonar conocido como ecolocalización, ecolocación o biosonar, con el cual pueden navegar a ciegas en aguas oscuras o cazar en el interior de cavernas completamente aisladas de la luz.
Este sistema de orientación se basa en la emisión de ondas sonoras que, al rebotar en el espacio y regresar, son recogidas en forma de ecos y analizadas en el cerebro para crear un mapa espacial de suma precisión.
La ecolocalización podría definirse entonces como la capacidad con que estos animales pueden localizar y discriminar objetos y estructuras por las ondas acústicas de alta frecuencia de proyección al escuchar sus ecos.
Para poder emitir estas ondas cada uno de estos animales emite sonidos cortos o impulsivos y luego escucha cómo ha cambiado esa onda al reflejarse en los distintos volúmenes y superficies.
A partir de los años 50 comenzó a estudiarse si estas facultades podían ser utilizadas por los humanos a partir de determinados entrenamientos, ya que naturalmente la apoyatura auditiva podía asumirse como una etapa básica de ecolocalización.
Fue así como a través de chasquidos con la boca y golpes de bastón, las personas ciegas fueron entrenadas para poder interpretar los ecos de estos sonidos y obtener determinada información que les permitiera crear una imagen espacial mental de su entorno.
Estos estudios y pruebas comprobaron que los ecos y los sonidos pueden transportar la información espacial de manera compleja y detallada, permitiendo identificar qué tipo de objetos tenemos alrededor nuestro, como también su dimensión, su forma y su densidad, ya que con el debido entrenamiento, la memoria retiene los patrones de absorción sonora e identifica las superficies y sus volúmenes.
A diferencia de los animales, los humanos somos capaces de generar únicamente sonidos de frecuencias bajas o medias que permiten en su rebote identificar objetos de gran tamaño. En cambio el murciélago puede emitir ondas de alta frecuencia y consigue identificar hasta los mosquitos.
Sin embargo, en estudios recientes, un equipo de investigadores de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH), llevó a cabo una investigación en seres humanos que emplean la ecolocalización de manera tal que no sólo pueden evitar chocarse con objetos, sino que además pueden identificarlos.
De acuerdo con el autor del estudio, a partir de la ecolocalización las personas con discapacidad visual pueden aprender a distinguir un árbol de la vereda e identificar la ubicación de un sonido de forma casi instantánea, ya que el cerebro humano está programado para identificar la fuente de un sonido mucho antes de verla.
 
Historia y entrenamiento
El término "ecolocalización" fue creado en el año 1944 por el científico norteamericano Donald R. Griffin, considerado el fundador del estudio moderno del razonamiento y la conciencia animal, quien en sus primeras investigaciones como estudiante logró revelar los mecanismos ocultos en el sistema de navegación de los murciélagos.
Griffin, fallecido en el año 2003, fue profesor emérito de Comportamiento Animal de la Universidad Rockefeller y creó en 1978 el campo conocido como Etología cognitiva, traspasando la vieja creencia de que los animales no pueden alcanzar determinados niveles de razonamiento.
Según Griffin, la visión y el oído comparten la capacidad de captar las ondas reflejadas de energía: el sentido de la vista procesa las ondas reflejadas luminosas en las superficies  y el sistema auditivo procesa las ondas sonoras reflejadas (ecos) en las superficies.
Fueron precisamente estas investigaciones las que permitieron imaginar la hipótesis de que los seres humanos podrían estimular su capacidad biosonar al reproducir una serie de sonidos para analizar el entorno. De hecho existen casos documentados como el descripto por el filósofo francés Denis Diderot, quien escribió en 1749 sobre un amigo ciego tan sensible a su entorno que podía distinguir una calle de un callejón sin salida o el caso del famoso "Viajero Ciego", James Holman, del siglo XIX, que se guiaba y conocía su entorno gracias al ruido que producía con un palo con el que golpeaba el suelo.
A diferencia de un delfín que gracias a la adaptación de sus órganos puede emitir 200 chasquidos por segundo, los seres humanos apenas podemos producir 3 o 4, pero gracias a otras destrezas y a un debido entrenamiento, las personas con discapacidad visual pueden desarrollar notablemente sus posibilidades de autonomía en el desplazamiento y reconocimiento de los distintos entornos.
Intentando potenciar esta capacidad, desde hace varios años los científicos de la Universidad de Alcalá de Henares, en España, están promoviendo el entrenamiento de las personas ciegas con diversos ejercicios de ecolocalización.
En el primer trabajo, publicado en la revista "Acta Acustica united with Acustic", el equipo analizó las propiedades físicas de varios sonidos y propuso el chasquido o "clic palatal" como el más efectivo en la ecolocalización.
"El sonido casi ideal es el 'clic palatal', un chasquido que se origina poniendo la punta de la lengua en el velo del paladar, justo detrás de los dientes, y realizando un movimiento rápido hacia atrás, aunque es frecuente hacerlo erróneamente hacia abajo", explica Juan Antonio Martínez, autor principal del estudio e investigador de la Escuela Politécnica Superior de la UAH.
Estos chasquidos palatales tendrían una forma similar a los sonidos que emiten los delfines, pero en una escala diferente.
Para aprender a emitir, recibir e interpretar los sonidos, el equipo de investigadores ha desarrollado un método con una serie de protocolos.
En primer lugar se enseña a ejecutar e identificar los propios sonidos y luego a saber utilizarlos para distinguir los objetos según sus propiedades geométricas, al igual que el sistema sonar de los barcos.
Para el equipo de Martínez, se puede empezar a entrenar realizando el sonido que suele utilizarse en burla para callar a alguien y haciendo pasar un pequeño objeto por delante de la boca para experimentar y medir la onda de rebote.
Una vez adiestrada esta capacidad, se continúa articulando un sonido más puntual, como el clic palatal. Para comprobar que los ecos de los chasquidos de lengua se interpretan correctamente, los investigadores trabajan con la ayuda de un puntero láser, que señala la parte del objeto a donde se dirige el sonido.
Martinez sostiene que "dos horas al día por un par de semanas, son suficientes para distinguir si tienes un objeto enfrente de ti. Un par de semanas más y puedes notar la diferencia entre el pavimento y los árboles".
Otra de las recientes investigaciones en ecolocación, publicada hace dos meses, fue la realizada por científicos de la Universidad de Western Ontario, del Centro para el Cerebro y la Mente (Canadá), quienes demostraron que una parte del cerebro de las personas ciegas que se manejan con este sistema logra traducir los clics y los ecos como imágenes mentales.
El estudio fue publicado por la revista científica PLoS ONE, y es el primero en investigar las bases neuronales de la ecolocación humana natural.
El autor principal, Mel Goodale, perteneciente a la Cátedra de Investigación en Neurociencia Visual, y Director del Centro de Cerebro y Mente, afirmó: "Es muy claro que ecolocalización permite a las personas ciegas hacer las cosas que de otra manera serían imposibles sin la visión y que puede proporcionarles un alto grado de independencia".
Al medir la actividad cerebral de los participantes mientras ponían en práctica la ecolocación, Goodale comprobó que los ecolocadores invidentes usaban la parte "visual" de sus cerebros para procesar los sonidos.
"Esto sugiere que las áreas visuales del cerebro desempeñan una función importante para la ecolocación en las personas invidentes", explicó en el comunicado de prensa el autor principal del estudio, Lore Thaler, investigador postdoctoral de University of Western Ontario.
De acuerdo con Goodale, esta investigación proporcionará un conocimiento más profundo de la función cerebral, en particular, cómo se procesan los sentidos y lo que sucede cuando un sentido se pierde.
 
Daniel Kish y su organización
En los últimos años se han conocido distintos casos de personas con discapacidad visual que pudieron desarrollar de manera espontánea y sorprendente sus capacidades de ecolocación. Una de las personas que más ha llamado la atención fue Ben Underwood, un joven norteamericano que sufrió de muy pequeño la extirpación de sus ojos pero que gracias a sus capacidades innatas y el estímulo de especialistas logró caminar por las calles absolutamente relajado, seguro y sin bastón, desplazarse libremente dentro de cualquier edificio y hasta andar en bicicleta, guiándose únicamente por el chasquido de su paladar.
Ben, quien muriera prematuramente en 2009 debido a un cáncer que también fuera el responsable de la pérdida de sus ojos, dejó cientos de videos con los registros de sus hazañas y se instaló como un ícono de la superación a través de esta técnica.
Uno de los artífices de su superación es a la vez el responsable de que la ecolocación sea hoy una esperanza de emancipación para muchísimas personas con discapacidad visual en todo el mundo: Daniel Kish.
Al igual que Underwood, Kish también sufrió la extirpación de sus ojos cuando era apenas un bebé y de la misma manera porta un innato talento para guiarse a través de los chasquidos palatales. De hecho cuenta en su biografía que de niño los adultos a su alrededor le pedían que parara de emitir esos "sonidos irritantes" que eran en realidad un espontáneo y preciso "sonar" natural con que el pequeño Daniel se guiaba inconcientemente.
Con toda la experiencia obtenida en materia de ecolocación a lo largo de su vida, Daniel Kish decidió crear la organización sin fines de lucro "World Access for the Blind", donde en los últimos años ha enseñado a más de 500 alumnos esta técnica en multitud de países por todo el mundo.
Además de su tarea como pedagogo, Kish ha colaborado con científicos e ingenieros en el desarrollo del dispositivo tecnológico "K-Sonar", un emisor portátil de ultrasonidos que luego traduce el rebote como información sonora que permite guiar a las personas ciegas.
Daniel Kish es el primer ciego acreditado para guiar a otros ciegos en los Estados Unidos y su lema es "nuestra visión es el sonido". "Nuestra principal bandera: que la técnica pueda ser enseñada. Es como aprender piano. No todo el mundo conseguirá tocar en el Carnegie Hall, pero mucha gente podrá aprender a tocar", asegura el pionero de la ecolocalización.
Para Kish, en "el uso de la ecolocalización, uno puede descomponer las características del medio ambiente en función de la altura, anchura, ubicación y densidad. Tiene que ver con la forma y el timbre de las ondas sonoras que regresan".
En el desarrollo de la técnica, Kish ha encontrado también muchas voces que se oponen a la utilización de la ecolocalización por clic palatal, argumentando que no puede detectar caídas, que a veces falla en la detección de barreras dentro de un rango de 360° y temen que los usuarios se apoyen mucho en ella y descuiden otras habilidades como el uso del bastón. Pero Kish asegura que el bastón todavía es muy útil y necesario y que de hecho ha sido la manera espontánea con que muchos ciegos han logrado  crear un sonar, a partir de producir  golpeteos con éste.  De hecho muchos ecolocalizadores aseguran que si se le pusiera un capuchón de caucho a la puntera del bastón los ciegos quedarían sumamente desorientados.
Para que la ecolocalización sea efectiva, Kish afirma que existen 3 claves: la motivación, la necesidad y la práctica.
Para comprender la precisión que se puede alcanzar con esta técnica basta con ver uno de los tantísimos videos que inundan la Web con demostraciones del propio Kish y sus alumnos, donde se puede apreciar a Juan Ruiz, un avanzado ecolocalizador, detectar sentado en un banco y sin desplazarse la cercanía de un árbol, una casa, un micrófono aéreo y hasta un delgado caño de metal.
Comparado muchas veces con el héroe ciego de historietas llamado Daredevil, Daniel Kish entre bromas y pronósticos, se anima a proyectar que en breve las personas con discapacidad visual podrán superar la ficción: "Leí la historia de Daredevil cuando estaba en 8º grado. Lo recuerdo con cierta angustia porque los otros chicos en la secundaria solían bromear conmigo acerca de por qué yo no podía hacer las cosas que podrían Daredevil. Daredevil usa un sistema de ultrasonar, que es mucho más poderoso que el sonar  que usamos los ecolocalizadores. Esto le permitía detectar objetos mucho más lejos, y con precisión. Hoy en día, la tecnología probablemente podría permitir esto, y estamos trabajando en el desarrollo de tecnologías semejantes. Nuestros poderes son similares en tipo, pero muy diferentes en intensidad. En 5 años, sin embargo, esto va a cambiar. Hemos casi terminado el desarrollo de un dispositivo llamado ecolocalización mejorada por Sound-Flash, que triplicará la eficiencia del eco. Y también estamos sentando las bases para un ojo artificial que comunica la información al cerebro a través del sonido y las pantallas táctiles. Contará con la agudeza de la visión humana".
La ciencia y la resiliencia humanas han demostrado a partir de sus hallazgos en materia de ecolocalización que dentro del cerebro de las personas con discapacidad visual se desenvuelve un maravilloso misterio poblado de complejas imágenes, que aunque no sea visuales, se convierten en un prisma capaz de captar y reproducir como vivencia interior todo el mundo que los rodea.
 
Luis Eduardo Martínez

Chubut, Abren una escuela de buceo adaptado

   Chubut
Abren una escuela de buceo adaptado
El buceo adaptado ya es una realidad en Puerto Madryn. 'Bucea Hoy' es una nueva institución que brinda a personas discapacitadas de la ciudad y la región, la posibilidad de experimentar la sensación única del buceo, justamente, en la Capital Nacional del Buceo.
 
 
Luis Di Filippo, Director de Discapacidad de la Municipalidad de Puerto Madryn y presidente del Consejo Municipal de Discapacidad, participó, junto a otras autoridades locales y de distintas instituciones, de la inauguración formal de la primera escuela de buceo adaptado y su satisfacción no pudo ser disimulada por sumar una actividad más, en la ciudad, para las personas discapacitadas.
"Desde lo general del concepto de adaptar una actividad, la oportunidad de que a través de un deporte que no es tan regular como lo es el buceo, los chicos con capacidades diferentes pueden tener una actividad que los ayude a sentirse superados, valorizados. Desde lo personal, comparto la alegría que me genera contar con esta actividad sabiendo de qué se trata a partir de mi experiencia personal cuando también tuve la oportunidad de bucear. Los chicos sentirán, sin dudas, la misma alegría que yo sentí cuando pude bucear, de ahora en más, con compañía de la gente que lleva a cabo este proyecto quienes más allá de su profesionalismo, prefirieron abocarse a un trabajo educativo e inclusivo dejando de lado la faz comercial que lleva esta actividad", destacó Luis Di Filippo.
Cabe mencionar que la Municipalidad de Puerto Madryn, desde la Dirección se colabora con la organización y difusión de la actividad en sí. "Veremos de disponer de fondos que nos permitan tal vez, "premiar" la actividad porque si bien ahora existe una escuela de buceo adaptado, que sobrevive de su actividad profesional, ellos tienen gastos. Buscaremos la manera de colaborar cuando los eventos de buceo sin barreras se puedan seguir repitiendo en Puerto Madryn, espero, una vez al año", remarcó el Director de Discapacidad.
La Escuela de Buceo Adaptado se inicia en Puerto Madryn al mismo tiempo que se define el inicio de obra de la remodelación del Gimnasio Municipal N° 2 para convertir a este espacio en un espacio accesible, en donde las personas con discapacidades podrán llevar a cabo actividades deportivas y recreativas.
Luis Di Filippo tuvo la posibilidad de participar en varias ediciones del denominado "Buceo sin barreras", una actividad que también llegó a Puerto Madryn de la mano de buzos profesionales, especialistas en discapacidad, que ad honoren realizan bautismos submarinos a personas con distintos tipos de discapacidad. 

Un informe anuncia que para el 2024 se triplicarían las muertes por ACV

   América Latina
Un informe anuncia que para el 2024 se triplicarían las muertes por ACV
De acuerdo con el informe '¿Cómo reducir los accidentes cerebrovasculares en Latinoamérica?', existe una tendencia marcada en la región al aumento de casos de accidentes cerebrovasculares (ACV) dado el envejecimiento de la población. Por lo que se estima que se triplicarían las muertes por esta patología para el año 2024.
 
 
En el mundo, se estima que anualmente cerca de 15 millones de personas sufren de un ACV, una interrupción del suministro de sangre a cualquier parte del cerebro. En América Latina se conoce que durante 2004 se registraron cerca de 437.000 nuevos casos y 896.000 fallecimientos por enfermedades cardiovasculares.
La población que padece de fibrilación auricular (FA), la anomalía sostenida más común del ritmo cardiaco, tiene un riesgo de sufrir un ACV cinco veces mayor en comparación con la población normal. Así lo asegura el estudio presentado este jueves por un grupo de especialistas de toda la región en el marco del III Conferencia Latinoamericana de la Sociedad Internacional de Farmacoeconomía.
La FA afecta a millones en Latinoamérica. Sólo en Brasil se ha registrado la existencia de más de 1,5 millones de personas que viven con esta anomalía cardiaca. Sin embargo, se desconoce la incidencia y la prevalencia de la FA en toda la región, dada la falta de información en la mayoría de los países.
Las implicaciones económicas de un ACV son significativas. Por ejemplo, se calcula que en la Argentina y Brasil, los gastos nacionales de atención médica en la hospitalización inicial para pacientes de los ACV asciendan a aproximadamente US$ 434 millones y US$ 450 millones, respectivamente. La detección temprana, en especial entre quienes padecen FA, podría significar una reducción del gasto público en salud por esta patología.
"Esta es una epidemia que ya está en curso. Los ACV son una amenaza grave para la salud pública en América Latina. Las personas con FA tienen a presentar ACV más graves, los cuales causan una mayor discapacidad y tienen peores desenlaces. Por lo tanto, es probable que signifiquen en mayores costos para los sistemas sanitarios, los pacientes y sus familias", señaló Carlos Cantú, profesor del Programa "Accidentes Cerebrovasculares" de la Universidad Nacional Autónoma de México y miembro fundador de la Asociación Mexicana de los Accidentes Cerebrovasculares.
Del informe, respaldado por 37 asociaciones médicas y de pacientes de América Latina, se desprenden una serie de recomendaciones para los gobiernos nacionales, como la necesidad de desarrollar estrategias coordinadas para el diagnóstico temprano y adecuado de la FA, estimular la investigación acerca de la prevención y tratamiento de la FA, implementar el cumplimiento de las guías de tratamiento de los pacientes y promover la igualdad de acceso a la terapia, entre otras.
"La mayoría de los derrames cerebrales relacionadas con la FA se pueden prevenir mediante la detección temprana y un mejor control de la enfermedad. Las recomendaciones de nuestro informe ofrecen medidas estratégicas que se pueden tomar para prevenir una epidemia potencialmente devastadora. El riesgo de un accidente cerebrovascular relacionado con la FA aumenta con la edad. Cada uno de nosotros tenemos una posibilidad de uno en cuatro de desarrollar FA, así que está claro que existe una necesidad médica sin satisfacer para la prevención de los accidentes cerebrovasculares en personas con fibrilación auricular", dijo Jorge González Zuelgaray, jefe del Servicio de Arritmias y Electrofisiología del Sanatorio de la Trinidad San Isidro y presidente de la Alianza de Arritmias (Argentina).

Provincia de Buenos Aires, Darán subsidios a municipios que contraten a personas con discapacidad

   Provincia de Buenos Aires
Darán subsidios a municipios que contraten a personas con discapacidad
La provincia de Buenos Aires subsidiará, con una parte de la remuneración, a los municipios que contraten en su planta permanente a personas con discapacidades, según anunció el ministro de Trabajo, Oscar Cuartango.
 
 
Se trata del programa "Preba Público" impulsado por la cartera laboral provincial para incentivar a los municipios a contratar personal con capacidades diferentes.
"Es fundamental el trabajo conjunto entre diferentes áreas de gobierno para contribuir al compromiso de llegar al 4 por ciento de trabajadores con discapacidad en toda la administración pública, como ya lo ha logrado el Ministerio de Trabajo, dijo Cuartango.
Aseguró que no se trata de cualquier trabajo, sino uno que dignifique y que se enmarque en la legislación vigente y agregó que por eso impulsamos un Estado omnipresente que atienda a las necesidades de la gente.
Los destinatarios del programa serán trabajadores con discapacidad que reúnan las condiciones de idoneidad para los cargos a cubrir dentro de la planta de personal permanente municipal a los que la provincia les abonará una parte de la remuneración por 13 meses.
Los municipios que deseen incorporarse al programa deberán acompañar una propuesta especificando la cantidad de personas destinatarias, el cronograma de ingreso, las fechas probables de incorporación y las áreas en las que prestarán servicios.

Las lesiones traumáticas son la principal causa de muerte en jóvenes

Informe
Las lesiones traumáticas son la principal causa de muerte en jóvenes 
Las lesiones traumáticas son la primera causa de muerte y discapacidad en la población joven argentina, según reveló un informe presentado en el Congreso Argentino de Radiología. 
 
 
La Sociedad Argentina de Radiología (SAR) y la de Medicina y Cirugía de Trauma (SAMCT) realizaron un encuentro médico que se desarrolló en la ciudad de Buenos Aires.
En la oportunidad, ambas instituciones médicas difundieron un informe en el que se indicó que las lesiones traumáticas son la cuarta causa de muerte en Argentina y la primera en personas de 1 a 44 años.
Además de la pérdida de vida, esas lesiones principalmente en personas de entre 5 y 34 años, producen discapacidades.
Las lesiones traumáticas son aquellas que están asociadas a las caídas, accidentes de tránsito, por energía química, quemaduras, descargas eléctricas, inhalación de humo e hipotermias.
Alfredo Buzzi, presidente de la SAR, sostuvo que "la radiología es esencial en la atención de esos traumas, para orientar la estrategia médica a seguir".
Buzzi destacó que "las imágenes son decisorias en la determinación de las lesiones producidas por un trauma en un paciente, ya sea encefálico, cervical, torácico, abdominal o de la columna vertebral".
El experto señaló que "una orientación clara y precisa de las lesiones traumáticas a tratar, permite aumentar las posibilidades de sobrevida del paciente traumatizado, disminuyendo la cantidad de muertes evitables".
Cuando un paciente lesionado ingresa a un centro de salud, el área de recepción de pacientes le efectúa tres radiografías: de columna cervical, de la pelvis y de tórax.
Ese examen inicial se completa con un estudio ecográfico específico para buscar lesiones traumáticas, que debe hacerse en forma seriada si se presentaran dudas en la evaluación.
Jorge Neira, presidente de la SAMCT, sostuvo que "el diálogo entre el equipo que recibe al paciente y el médico radiólogo es de vital importancia, para elegir el método más adecuado para conseguir el mejor diagnóstico con la menor irradiación posible.
La política sanitaria argentina está orientada a prevenir las lesiones traumáticas y ampliar el campo de atención y rehabilitación.
El ministro de Salud, Juan Manzur, presentó a fines de agosto en San Juan el Plan Integral de Prevención, Atención y Rehabilitación de Lesiones Traumáticas, que pone a las mismas en un rol protagónico dentro de la agenda de salud nacional. 

lunes, 12 de septiembre de 2011

Patagónico de Torball - Trelew 2011

Patagónico de Torball - Trelew 2011
 
> Hola a Todos!!!
> Se adjunta la invitación y la planilla de inscripción.
> Por cualquier consulta pueden comunicarse a mi cel  02965-15402383
> Los esperamos
> Hugo Ristevich
 

Trelew, septiembre 9 de 2011
 
 
 
La Municipalidad de Trelew, a través de su Dirección de Deportes los invita a participar del V TORNEO PATAGONICO DE TORBALL a realizarse durante los días 14, 15 Y 16 de octubre del presente año, en nuestra ciudad.
Las inscripciones se encuentran abiertas hasta el 30/09/11 y deberán enviar la planilla adjunta al mail: hd_ristevich@speedy.com.ar.          Las delegaciones deberán estar integradas por los jugadores de los respectivos equipos (A, B y/o Fem.), el técnico y 2 (dos) o 3 (tres), si corresponden, acompañantes.
El día jueves 13 de octubre se recibirán las delegaciones a partir de las 18 hs. y deberán traer ropa de cama, luego de la cena se realizará la reunión de Técnicos y/o  delegados.
Este evento estará fiscalizado por la Profesora Marisa Loekemeyer, árbitro internacional de torball.
 
 
 

               Hugo Daniel Ristevich
               Prof de Educación Física
        Técnico y Árbitro de Torball
 

ASPECTOS REGLAMENTARIOS GENERALES  
 
1- Se presentará al momento de llegar a la ciudad de Trelew:
a- Fotocopia del DNI donde conste domicilio.
b- Clasificación de acuerdo con reglamento de IBSA.
c- Apto físico (certificado médico)
 
2- Costo de inscripción:
a- El costo de la inscripción por equipo es de $200 (pesos doscientos), con lo que se cubrirá honorarios de los árbitros y gastos varios.
 
3- Aspectos a tener en cuenta:
a- La documentación requerida en el punto 2, es obligatoria, de no presentarla, los jugadores no podrán participar de dicho torneo. No se recibirá inscripción a menores de edad a no ser que sean jugadores de Torball.
b- No se permitirá bajo ningún concepto convencionales en cancha.
c- Se presentarán 3 (tres) categorías:
• Categoría A: vacantes para 8 (ocho) equipos.
• Categoría B: vacantes para 8 (ocho) equipos.
• Categoría Femenina
d- Cada nuevo equipo se inscribe en la Categoría B, y el ganador de la Categoría B del "IV Torneo Patagónico 2010" de Luis Beltrán, pasa automáticamente a la categoría A.
e- Si en cada categoría hay 7 (siete) u 8 (ocho) equipos se armarán 2 (dos) zonas. Caso contrario se jugará "todos contra todos"
f- El esquema de la ronda preliminar se realizará en función de la clasificación obtenida por los equipos en el Torneo Patagónico del año pasado.
g- Se establecerá como parámetros de definición del torneo los puntos 6.1.4 al 6.3.6 del Reglamento de Torball de IBSA.
h- Se conformará el Comité de Protesta, según se cita en el punto 6.1.10 del Reglamento de Torball de IBSA
i- Se  penalizará, según reglamento, la no presentación en tiempo de los equipos en cancha.
j- Cada localidad debe proponer, si lo desea, un árbitro nacional para dirigir los partidos.
k- Cada persona y/o delegación se hará cargo de los objetos de valor (reloj/ celular/billetera/dinero/etc.) que lleva al torneo. En caso de pérdida o extravíó la organización no se responsabiliza de los mismos.
 
 
 
 
Cronograma:
 
 
 
• 13 de octubre: 18:00 hs Se habilitan los albergues para recepción        de delegaciones.
    21:30 hs  Cena
 
 
 
• 14 de octubre: 09.00 hs. Comienzo 1ª Jornada de Competencia.
      11.30 hs. Acto de Apertura.
  13:00 hs Almuerzo
  14:30 hs Comienzo 2ª Jornada de Competencia.
  21:30 hs Cena
 
 
 
• 15 de octubre:   09.00 hs. Comienzo 3ª Jornada de Competencia.
    12:30 hs Almuerzo
    14.00 hs. Comienzo 4º Jornada (finales).
  17:00 hs  Comienzo Entrenamiento de Golball.
     21.00 hs. Cena y Fiesta de Premiación.
 

• 16 de octubre:  09.00 hs. Inicio Jornada de Golball
     13.00 hs. Almuerzo y despedida de las          delegaciones